PAS & Personas Altamente Sensibles

A pesar de terminar mis estudios en psicología hace años y dedicarme durante muchos años y actualmente a la terapia psicológica, con mi deseo de ayudar a personas a salir de su sufrimiento, no fue hasta hace relativamente poco, cuando me encontré con el término P.A.S. Muchos de nosotros utilizamos otras categorías dimensionales cuando hablamos de estructura de carácter y personalidad. Me llamó la atención el nombre y en cuanto hice dos rápidas búsquedas en Google y leí las características de este rasgo que allí se describían, no tuve la menor duda de que yo pertenecería a ese grupo, de todas formas, no era suficiente con intuirlo si no que debería contestar a varios test para asegurarme de que estaba en lo cierto. Efectivamente, cómo mi intuición me decía, al acabar dos test distintos que hice, puntuaba más de 10 puntos por encima de la puntuación de corte para que una persona se considerara perteneciente a este rasgo, mi intuición estaba en lo cierto.

Desde que yo recuerdo, cuándo me encontraba en un centro comercial o en el metro o en un sitio muy concurrido de gente, la sensación nunca fue del todo cómoda, pasado un tiempo, dependiendo del sitio en el que me encontraba, necesitaba «volver a la cueva» y aislarme de ese exceso de estimulación, rasgo muy típico de la estructura de carácter esquizoide, bien documentada y estudiada en la literatura psicológica. Siempre me sentaba en las esquinas traseras de las clases en el colegio e incluso en la Facultad de Psicología, era mi lugar preferido. Recuerdo que me impresionaba cuando observaba a algunas personas leyendo en el metro en horas puntas, me preguntaba, ¿Cómo eran capaces? Yo no hubiera podido ni concentrarme ni para leer el título de la página atentamente, bastaría simplemente un leve empujón de algún pasajero, algún movimiento del vagón o ya no digamos, el llanto o el grito de algún crío para desviar completamente mi atención. Así por ejemplo, con las sirenas de ambulancias, fuegos artificiales, taladradoras cuando hay obras cercanas, y sí algunos de los que me leéis sois también P.A.S. creo que entenderéis a que me refiero.

Todos los años dedicados a la psicoterapia y mi pasión por ella, así cómo mi deseo por ayudar a los demás a salir de su sufrimiento, han ido haciendo comprenderme mejor a mí mismo y a las personas que nos rodean. Así cómo ir aprendiendo la mejor forma de autorregularme y protegerme, a la vez que adaptarme a todo lo que la vida va trayendo a uno, en caso de que elijamos adaptarnos, sin embargo, no tenemos que adaptarnos a lo que no nos hace feliz, si no queremos, podemos elegir otras formas de estar aquí. Muchos de los mensajes que hemos interiorizados de nuestras figuras parentales y de cuidado han producido mucho sufrimiento, es hora de desaprender creencias irracionales tóxicas y mandatos que hemos aceptado como válidos para poder gozar de un bienestar saludable.

Las personas somos todas muy distintas aún perteneciendo a este grupo. Por eso la psicoterapia que utilizamos tiene que ser siempre adaptada al cliente en particular y no establecer reglas generales para todos, puesto que un gran principio de la psicoterapia dice: «Lo que es bueno para una persona puede no serlo para otra», parece obvio, pero podéis comprobar mediante la experiencia que no lo es.

Un primer consejo, que ha funcionado a muchos de mis clientes P.A.S. y a mi también con respecto a la atención y a la aparición de algún estímulo saliente, cómo puede ser el ruido y el exceso de luz:

Cuando estemos realizando una actividad, la que sea, que sea importante para nosotros, y aparezca un estímulo en el ambiente, (este puede ser un ruido, una discusión de los vecinos, alguien gritando o el sonido alto de un teléfono sonando, etc), no es una buena idea seguir intentando realizar la tarea que veníamos haciendo si notamos que nos produce ansiedad, puesto que ahora tenemos un nuevo estímulo «desagradable» en nuestro campo perceptivo. Entonces, cómo en algunas técnicas de Mindfulness se enseña a hacer, podemos simplemente parar de realizar la tarea que estábamos haciendo y esperar a que el nuevo estímulo desagradable (para nosotros) pare, para así luego volver a llevar nuestra atención a nuestra tarea (no será siempre fácil porque la propia ansiedad y estrés bloquea cierta actividad en la corteza prefrontal, la encargada de priorizar, tomar decisiones y parar conductas, dificultando así el proceso de darse cuenta), así que es muy habitual que intentemos seguir a toda costa con lo que teníamos entre manos, con la esperanza de que el ruido desagradable o el estímulo que tenga lugar, pare lo antes posible. Pero, querer seguir realizando a toda costa la tarea que estábamos haciendo puede ser una fuente de ansiedad si no toleramos bien el estímulo intrusivo. De esta forma aprendemos a dar prioridad a lo que debemos, y a cuidarnos nosotros mismos/as.

Por supuesto, el rasgo P.A.S. no es solamente está sensibilidad hacia el ruido si no hacía toda la estimulación en general, ya que nuestro sistema nervioso y perceptivo tiende a colapsarse antes cuando hay variabilidad y saliencia estimular.

Un segundo consejo que me gustaría dar en este artículo, es avisar de que hay que tener cuidado con los mensajes de crítica, más nosotros, de los que a menudo las personas P.A.S. somos objetivo, y que desgraciada y paradójicamente a menudo se dan en el ámbito familiar o incluso en los grupos de «amigos».

Yo recibí muchos mensajes del tipo: «no puedes ser tan sensible», «así no vas a llegar a ningún lado», «o te haces más fuerte o «te van a dar por todos lados» «o te espabilas o vas a ser un desgraciado» y un largo etc. Muchos de estos mensajes no se hacen desde la comprensión sí no desde una especie de «disco rayado» (para que nos entendamos) que suena en sus cabezas, a veces cargados de crítica y sin empatía, porque quizás las personas cercanas que nos lo dicen también los han recibido de sus padres o figuras cercanas en ciertos momentos de sus vidas, otras veces, por mero desconocimiento, y con ninguna comprensión, llegando a hacernos sentir «que hay algo mal en nosotros«, que funciona incorrectamente. A lo que yo respondería:

Tu eres tan válido cómo los demás, tienes derecho a ser sensible porque así es tu personalidad y tu estructura de carácter, y mereces y tienes derecho INDUDABLEMENTE a tener tu espacio y tu lugar en este mundo.

No dejes nunca que mensajes despreciativos de personas que incluso son cercanas a ti, te hagan tener sentimientos de baja autoestima o llegar a creer que no eres merecedor de ciertas cosas o que algo no funciona bien en ti. Quizás, si algo no funciona bien, es en la manera de proceder de personas que critican o dan juicios sin ningún tipo de sensibilidad ni empatía, no en una persona por ser más o menos sensible. Puesto que esto es cómo si una persona nace con los brazos más cortos que otra, o con distinta voz, imagino que a ninguno de nosotros se nos ocurriría juzgarlo, recriminándole una y otra vez que porqué tiene los brazos más cortos o la voz distinta.

El tercer consejo, sería con respecto al sentimiento de que uno es raro. Bueno, creo que es algo por lo que todos los que pertenecemos a este rasgo hemos pasado tarde o temprano y probablemente seguiremos pasando. Y aquí voy a citar algo que nos explicó una ponente en un congreso de psicología y psicoterapia, la cuál alumbró mi camino en la psicología y también a nivel personal y le estoy inmensamente agradecido por todo lo que me ha enseñado. Sus palabras, a pesar de que fueron dichas un poco a modo de broma, encierran algo muy profundo para mí. Vinieron a ser algo así cómo;

Ser raro, o que te metan en el cajón de los raros, es de las mejores cosas que te pueden pasar (sin contar excepciones, por supuesto), puesto que cuando te ponen en el cajón de los raros, ya estás ahí, y puedes ser raro, ser tu mismo, si haces algo que a los demás les suscita crítica o juicio, pensarán o comentarán algo así cómo «ah claro, hace eso porque es raro», entonces uno puede ya descansar haciendo lo que le apetece, sin tener que dar muchas explicaciones. Muchas otras personas, no se permiten esto y viven continuamente con una presión interna, intentando aparentar ser alguien que no son, para intentar ser aceptadas por personas por las incluso muchas veces, ni son apreciadas. Y en ese anhelo constante de aprobación, dónde son privados de sus más profundos instintos y necesidades, la vida va pasando, y en ella el miedo de ser rechazado por otras personas. Y cuando uno mira atrás y se da cuenta para quién ha estado viviendo, entonces una nube de arrepentimiento desciende sobre ellos, y empiezan a preguntarse porque no tuvieron el valor de ser cómo realmente ellos eran.

Lleve un tiempo profundizando y haciendo puentes desde otros modelos que usamos en psicología con este rasgo, Personas Altamente Sensibles, (P.A.S.) Quizás esto contribuyó a encontrar mi gran pasión, que es la terapia psicológica, ayudar a otros y empatizar con el sufrimiento humano. Es un rasgo complejo y a la vez muy interesante, aunque me ha traído tiempo atrás muchos problemas, a día de hoy no es para mí ningún problema ser una persona P.A.S. también gracias a poder empatizar tan bien y a comprender los estados emocionales de otras personas, junto con mi deseo de librarlos de su sufrimiento, es algo que me ha servido muchísimo para desarrollar mi carrera, la cuál es también mi centro, mi eje, la que le da un sentido a mi vida y me hace tener la gran suerte de poder dedicarme a algo que me apasiona.

Aquí sólo he reflejado una pequeña parte de mi vida en lo que concierne a este rasgo. Pero hay muchas otras, cómo lo relacionado con el dolor físico, los trabajos repetitivos y su impacto en este colectivo, la empatía en las Personas P.A.S. y un largo etc. Iré colgando más artículos o algún vídeo para que vayamos profundizando y comprendiéndonos mejor cada día.

Jesús Navarro

Formado en Psicología por la U.H.U., Terapeuta Somático y formado en varios modelos de terapia psicológica.

Os invito a que veáis mi página Web de terapia psicológica más arriba, en este mismo enlace.

Os deseo un buen caminar.